lunes, 15 de diciembre de 2014

Emprender es experimentar, aprender y tomar decisiones.

Emprender ha sido siempre un proceso lleno de incertidumbre, pero tal vez en la actualidad y debido a la gran cantidad de cambios que vivimos, lo sea todavía más. Esta es la razón por la cual los emprendedores, incluyo aquí a los emprendedores corporativos o también llamados intraemprendedores, han buscado nuevos modos para desarrollar aquellos proyectos en los que se desconocen mucho elementos clave.

Algunas de las respuestas más conocidas a esta situación, son el Design Thinking o el Lean Startup. Ambas metodologías, pese a tener ciertas diferencias, se basan en la experimentación, como mecanismo para reducir la incertidumbre y generar nueva información  que resulta clave para el éxito de los nuevos proyectos. Es decir, a partir de la realización de experimentos, se logran aprendizajes que ayudan a la posterior toma decisiones. 

Evidentemente, no todos los proyectos presentan los mismos niveles de incertidumbre. En muchos proyectos se precisarán pocos experimentos, y podrán utilizarse herramientas diseñadas para entornos más estables, como el famoso plan de empresa. Aprovecho para subrayar que no se trata de decidir si nos gusta más el Lean Startup o el plan de negocio, el nivel de información disponible, así como la incertidumbre del proyecto, serán los elementos que marcarán que es lo más adecuado para gestionar cada proyecto. Y en muchos casos ambos pueden ser complementarios.


El objetivo del proceso es acumular información acerca de aquellas cuestiones que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. En el caso de los emprendedores, los proyectos deben concretarse en modelos de negocio que sean deseables para los clientes, viables desde un punto de vista tecnológico y operativo, y por supuesto rentables. Sin embargo, esas tres esferas están llenas de suposiciones (o hipótesis), que deben ser confirmadas antes de empezar a invertir dinero en la explotación del modelo de negocio.

Este tema puede resultar bastante abstracto. Por este motivo, en esta entrada intentaré ilustrar con un caso real la importancia de diseñar y ejecutar experimentos que sirvan para obtener aprendizajes en torno a las suposiciones clave. 


El problema

En el año 2008, Jennifer Hymann, una estudiante de segundo año del MBA de Harvard, decidió visitar a su familia en Nueva York, y celebrar con ellos el día de Acción de Gracias. Durante esos días, su hermana, Becky, estaba desesperada decidiendo que vestido usaría para asistir a una boda a la que había sido invitada.

Finalmente decidió gastarse 1500 $ en un vestido de diseño, ya que se sentía forzada a comprar uno nuevo, debido a que sabía que las fotos de la boda aparecerían en Facebook, y no deseaba ser vista con el mismo vestido en dos ocasiones distintas. Por lo tanto, más allá de la necesidad de lucir bien, existía una necesidad emocional, la de sentirse especial y segura de si misma.

La idea

Ante esta situación, Jennifer pensó que tal vez otras mujeres interesadas en la moda y preocupadas por su imagen social, podrían estar sufriendo ese mismo problema. Así que se le ocurrió que tal vez muchas mujeres estarían dispuestas a alquilar por internet vestidos de diseñador, para vestir en ocasiones especiales, en lugar de comprarlos.

¿Siguiente paso?

A esas alturas Jennifer tenía más preguntas que respuestas acerca de su idea. Había identificado un problema, y generado una idea de negocio que podía presentar cierto potencial pero, ¿qué debía hacer?. Imagina que se hubiese dirigido a ti en busca de consejo, ¿qué le habrías sugerido?.

Ella obtuvo una respuesta bastante tradicional. Escribir un plan de negocio, que ayudase a analizar el potencial de su idea, y a captar posibles inversores interesados en ella. Sin embargo, Jennifer no escribió ningún plan de negocio. A su modo de ver, había demasiadas preguntas sin una respuesta clara.

En lugar de eso, reclutó a su compañera de clase Jenny Fleiss para que la ayudase a responder, mediante un experimento, dos cuestiones clave:
  • Alquilarían las mujeres, de clase media y alta, vestidos de diseñadores famosos por una décima parte de su precio de compra?
  • Las mujeres dispuestas a alquilar, devolverían esos vestidos en buen estado?
Las dos chicas se hicieron con 130 vestidos de grandes diseñadores, alquilaron un local, hicieron publicidad por el Campus de Harvard y lograron responder ambas preguntas. De las 140 mujeres que visitaron el local, el 35% alquiló un vestido, y sólo dos vestidos fueron devueltos con algunas manchas, que fueron fácilmente eliminadas.

Nuevas preguntas y más experimentos

La nueva duda que asaltó a los dos emprendedoras fue saber, si las mujeres alquilarían vestidos que no pudiesen probarse. Así que realizaron un nuevo experimento, esta vez en el campus de Yale, y permitiendo a las mujeres ver los vestidos pero sin que poder probárselos. En esta ocasión ofrecieron más vestidos, ya que el primer experimento había revelado que muchas mujeres no alquilaron debido a que no encontraron un vestido que les gustase.

Este segundo experimento mostró dos cosas, por un lado que muchas mujeres alquilarían vestidos pese a no poder probárselos, y en segundo lugar que el porcentaje de mujeres que alquiló aumentó hasta el 55%, al disponer de una oferta más amplia.

Ahora estaban ya en disposición de enfrentarse a la gran hipótesis de su idea de negoció: alquilarían las mujeres vestidos que no pudiesen ver físicamente?. Las dos chicas hicieron fotos de cada vestido, y realizaron un nuevo experimento, esta vez en New York, donde seleccionaron a mil mujeres que encajaban en su segmento de cliente, y a las que se les ofrecieron alquilar vestidos a partir de los PDF en los que podían verse las fotos de los vestidos.

El resultado del experimento fue que un 5% de las mujeres estaban dispuestas a alquilar, suficiente para probar que se trataba de una idea de negocio deseable para su público objetivo. Ahora debían pasar a evaluar la viabilidad de su modelo de negocio, tal y como ellas lo habían imaginado.

Su suposición, era que los diseñadores estarían dispuestos a ceder sus vestidos y ofrecer sus webs como canal de distribución para ese nuevo servicio, si bien serían ellas quienes se encargarían de la gestión del mismo. Para determinar el interés de los diseñadores en su propuesta y poder realizar algún experimento, lograron reunirse con más de veinte diseñadores. Pronto se dieron cuenta de que su suposición era absolutamente errónea. Los diseñadores mostraron sus preocupaciones por la posible canibalización y ninguno de ellos aceptó la propuesta.

Ante este contratiempo, tuvieron que reaccionar, y si bien estaban decididas a seguir adelante, debían reconsiderar algunos elementos del modelo de negocio. De este modo llegaron a la conclusión de que la mejor opción sería disponer de su propia web, y de su propio estoc de vestidos. Así nació la idea de utilizar el mismo modelo de negocio que Netflix, pero aplicado al mundo de la moda.

Reunieron a un pequeño equipo, buscaron inversores y realizaron un último experimento antes de lanzarse. Crearon una versión beta de su web, e invirtieron en la compra de 800 vestidos. A partir de ahí, y con todo lo que habían aprendido empezaron a operar en una área limitada, sin embargo la aparición de un artículo, en el New York Times, titulado “A Netflix Model for haute couture” incrementó la demanada y aceleró todo el proceso.



Estaban ya en disposición de realizar las grandes inversiones para desarrollar una solución definitiva, pero sabiendo que disponían de un modelo de negocio deseable, viable y rentable. En los meses siguientes la demanda no dejó de crecer, y lograron atraer treinta millones de dólares de inversión.

A titulo de curiosidad, pero ilustrativo del éxito obtenido, cabe destacar que en la ceremonia de la segunda investidura del presidente Obama, un 85% de las mujeres vestían ropa alquilada a Rent The Runway.

Concluyendo

En definitiva, el proceso de emprender debe convertirse en un modo de responder cuestiones, y poner a prueba una serie de suposiciones que son clave para el éxito de la idea de negocio. Cuanto mayor sea ese nivel de incertidumbre, más importante será utilizar metodologías más basadas en la experimentación que en la planificación. Con todo el aprendizaje acumulado a lo largo de los diferentes experimentos, se estará en mejor disposición de lanzar con éxito la nueva idea al mercado.



Bibliografía:

Furr, Nathan., Dyer, Jeff. (2014) The Innovator’s Method. Harvard Business Review Press


lunes, 8 de diciembre de 2014

Departamento de RRHH, conector de personas.

Las  organizaciones que buscan mejorar su competitividad a través de la innovación, deben tener claros dos aspectos, que si bien pueden parecer muy obvios, a menudo son olvidados. En primer lugar, que su materia prima son las ideas, y en segundo lugar, que las ideas son fabricadas por las personas. Por lo tanto, no hay que ser muy avispado para poder afirmar que el talento y la creatividad de las personas que forman la organización, son elementos vitales a la hora de innovar. 

Asumiendo que existe una relación muy estrecha entre las personas, y la innovación, y que el rendimiento de estas, depende tanto de su personalidad y talento, como del entorno en el que deben poner en práctica sus capacidades, se puede afirmar que conectar a los empleados e incentivar y apoyar su participación activa a la hora de generar nuevas propuestas, es fundamental para construir una cultura innovadora.



La importancia de apoyar de manera decidida la creatividad y la innovación es todavía más relevante en un momento como el actual, en el que tras varios años de recesión, las empresas se han enfocado en la reducción de costes, y muchos empleados se sienten exhaustos y poco dispuestos a asumir riesgos. En estas circunstancias, se hace imprescindible que la empresa adopte acciones cuyo objetivo sea el de fomentar la innovación, y sin duda el departamento de RRHH debe ser clave en este propósito.

Además de sus funciones tradicionales (adquisición y desarrollo de talento, evaluación del rendimiento, establecimiento de incentivos, etc) es necesario que el departamento de RRHH se centre en como se comparte la información generada en el seno de la organización, y cree las circunstancias para que se produzcan conversaciones e interacciones entre personas de distintas áreas.

¿Qué cosas puede hacer el departamento de RRHH para contribuir a conectar personas y fomentar la innovación?

1. Comprender las redes informales de comunicación. 
Los organigramas no suelen  reflejar como es la realidad del trabajo diario en una organización. Todas  las empresas disponen de redes informales de comunicación. Es importante que en lugar de simplemente asumir esta realidad, las empresas realicen un esfuerzo por identificarlas, y determinar si existe algún modo de aprovecharlas para crear más valor.

Todos conocemos personas a las que se suele recurrir, independientemente de su posición, cuando se precisa cierta información. Estas personas representan nodos en la redes sociales corporativas, y a ellas acuden muchos otros empleados para recabar información. Este hecho les proporciona una visión global acerca de los  proyectos en curso y de las necesidades a las que se enfrentan sus compañeros.

2. Establecer plataformas  y redes formales que permitan conversar y compartir información. 

El departamento de RRHH debe jugar un papel clave a la hora de diseñar el flujo de información, y asegurar que se obtenga una mayor comunicación y transferencia de ideas. Estas redes formales son fundamentales para crear una cultura de innovación. Para que resulten efectivas, es necesario que en su diseño se definan objetivos, responsabilidades. También debe prestarse atención a que su funcionamiento favorezca que las personas realmente deseen participar en ellas.

Hay cinco aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar las plataformas para contactar el talento existente en la organización.
  • Generar una cultura de colaboración, donde el nosotros sea más importantes que el yo, y que esté basada en la confianza y la voluntad de compartir información.
  • Establecer responsabilidades, y objetivos claros, y exigentes. De este modo es posible evaluar las diferentes contribuciones, lo que a la vez incrementa el nivel de compromiso de los participantes.
  • Permitir que la información sea compartida más allá de los límites de cada departamento, o incluso de la propia empresa.
  • Fomentar conversaciones en torno a temas que sean relevantes tanto para la empresa como para los empleados, sólo así se logrará que estos contribuyan.
  • Asegurar que las personas con capacidad de decisión y liderazgo están comprometidas con la red corporativa . A menudo se crean comunidades sin un liderazgo claro, con la esperanza de que funcionen de manera independiente. Algo que no suele suceder.
3. Utilizar la tecnología como herramienta

La tecnología está redefiniendo el modo en que las personas trabajamos y nos conectamos. Sin embargo, queda aún mucho camino por recorrer en el ámbito de las redes sociales corporativas. Según un estudio de IBM de 2010 (Global Chief Human Resource Study), el 78% de los directores de RRHH entrevistados manifestaron que no creían que sus empresas fuesen efectivas a la hora de fomentar la colaboración.

Las herramientas de comunicación y colaboración, ofrecen enormes posibilidades para compartir el conocimiento ya disponible en la propia organización y para fomentar la participación de los empleados a la hora de generar ideas, evaluarlas y hacerlas evolucionar con las aportaciones de personas de todas las áreas de la empresa.

Las empresas en general, y los departamentos de RRHH tienen una gran oportunidad para aprovechar las heramientas 2.0, y contribuir a crear una cultura innovadora, lo cual implica también crear una cultura de colaboración y comunicación, que afecte a toda la empresa, y deje atrás la idea de que los departamentos son silos estancos.

4. Ofrecer tiempo para conversar, crear y compartir

Tener  un equipo de personas diverso, e implantar herramientas que faciliten que las personas contacten unas con otras, son aspectos esenciales para lograr que se fomente la creatividad y la innovación. Sin embargo, es también indispensable ofrecer tiempo para que puedan conversar, compartir y crear. Sin un tiempo dedicado exclusivamente a estas actividades, la presión del trabajo diario anulará cualquier esfuerzo encaminado a lograr un flujo continuo de información y comunicación.

Para que estos esfuerzos sean verdaderamente útiles, estas actividades deben pasar a formar parte de una cultura empresarial en la que se anime a los empleados a participar y a aportar su talento. Los empleados deben saber que esto es algo que se espera de ellos. Para hacer que esto forme parte de la cultura, los empleados deben disponer de tiempo para ello. Al hacerlo se estará dejando claro que dedicar tiempo a estas actividades no sólo está permitido, sino que es lo que se espera (puede ser conveniente vincularlo a objetivos e incentivos).

5. Organizar encuentros físicos

Mejorar la comunicación, la colaboración y la participación en el seno de una organización, no debe depender únicamente de la tecnología. Puede también lograrse a través de otros mecanismos más tradicionales como por ejemplo el de crear oportunidades para que se encuentren físicamente personas que de otro modo difícilmente podrían interactuar entre ellas.

Si tal como afirma Frans Johansson, en su libro “El efecto Medici”, la innovación surge en la intersección de disciplinas. Nada mejor que crear el mayor número de intersecciones posibles, tanto en la web 2.0 como en eventos “off-line”. Los empleados que tengan la oportunidad de conversar con colegas de otras áreas geográficas o de otros departamentos, y saber mas acerca de los retos a los que estos se enfrentan, tendrán un conocimiento más amplio y profundo de lo que está sucediendo en la empresa.

De este modo les será más fácil participar directamente, o actuar como nodo, para identificar soluciones para los diferentes problemas. Una de las ventajas que ofrecen los encuentros físicos, es que se crean relaciones basadas en la empatía y la confianza, algo más difícil de lograr con las herramientas 2.0, pese al gran número de beneficios que estas aportan. En conclusión, es conveniente combinar ambos mecanismos.

Concluyendo

A medida que el ritmo de cambio sigue suponiendo un reto para las empresas, y la importancia de ser rápidos a la hora de innovar y responder a los nuevos desafíos incrementa, los departamentos de RRHH deben jugar un papel clave en el fomento de la innovación, utilizando no sólo los aspectos clásicos de la gestión de personas, sino que también deben centrarse en conectar a las personas que forman la organización, logrando que estas están dispuestas a colaborar, conversar y compartir información. Esas intersecciones son el primer paso hacía la innovación.



A continuación se pueden encontrar una serie de entradas relacionadas con este tema:

En este mismo blog
10 claves para involucrar a los empleados en comunidades de innovación

En el blog de Octavio Ballesta (Talento en Expansión)
Tendencias en RRHH vinculadas a la reinvención digital de la empresa

En el blog de Virginio Gallardo (Supervivencia Directiva)
La organización en red. El falso dilema entre comunidades de innovación y aprendizaje
Cuatro modalidades de Gobierno de la organización 2.0


martes, 2 de diciembre de 2014

Cómo crear una experiencia de cliente (caso real de una PYME)

El concepto de experiencia de cliente es crucial para lograr clientes satisfechos y fieles. Sin embargo, resulta excesivamente abstracto y vago, lo cual dificulta la posibilidad de que las empresas las diseñen de manera consciente. A continuación abordaré algunos aspectos importantes, que espero ayuden a los no iniciados a evaluar, mejorar o innovar la experiencia que su empresa ofrece actualmente, así como a crear nuevas experiencias partiendo de cero. Para hacerlo, utilizaré un caso real en el que ha participado Innoservice Consulting

1. Introducción 

En el libro “The Experience Economy” los autores anunciaban, hace ya algunos años, la importancia creciente del concepto de experiencia como elemento diferenciador. Según los mismos autores, las empresas pueden ofrecer, “commodities”, productos, servicios o experiencias. Siendo estas últimas las que generan más valor tanto para los clientes como para las empresas.



Hoy en día el término es ampliamente utilizado, especialmente en el ámbito del “retail”, del turismo y de los negocios digitales. Aunque es evidente que cualquier empresa, independientemente del sector en el que opere, y ya sea de manera consciente o inconsciente, ofrece una determinada experiencia a sus clientes. Pese a ello, en la mayoría de casos esa experiencia no es el resultado de un esfuerzo explícito.

Tal vez se deba a la herencia de la revolución industrial, y a tantos años pensando en términos de producto, y servicio. En cualquier caso, y sea cual sea la causa raíz, lo que es evidente es que la mayoría de empresas todavía no incluyen la experiencia de sus clientes, como elemento clave de su propuesta de valor. En mi opinión, es necesario empezar a pensar en términos de experiencia de cliente e ir más allá de los productos o servicios.

Los productos y servicios son, en la mayoría de casos, relativamente fáciles de copiar por parte de los competidores. Sin embargo, los sistemas más complejos, como pueden ser un modelo de negocio o una experiencia de cliente, forman estructuras más difíciles de imitar, y permiten diferenciarse de manera más sostenible y robusta. Las empresas que todavía creen que ofrecen productos o servicios, deben superar esa lógica, y entender las enormes posibilidades que ofrece la creación, de manera consciente, de experiencias únicas y coherentes.

2. Experiencia de clientes y el caso de Menu&Menu

La empresa Campos Estela se dedica a ofrecer servicios de catering para colectividades, especialmente para escuelas. En un momento determinado, y tras un ejercicio de reflexión estratégica, los directivos de la empresa se plantearon buscar nuevas oportunidades de negocio, que permitiesen aprovechar las capacidades y los recursos existentes en la empresa.

A partir de esa reflexión, y tras identificar lo frustrante que es para muchas personas comer los días laborables, iniciamos un apasionante proyecto, en el que también participaron ACCIÓ y la escuela de diseño Elisava. El objetivo no era sólo ofrecer comida a las personas que comen fuera de casa por motivos de trabajo, sino crear una experiencia convincente y lo más personalizada posible. Al tratarse de un segmento de clientes distinto al que la empresa servía hasta el momento, se decidió crear una nueva marca. Así nació Menu&Menu.

Para diseñar esa experiencia, utilizamos una metodología desarrollada por mi, y basada en el Design Thinking, de la cual ya he hablado en otras ocasiones y que bauticé con el nombre de DO IT(al ser el acrónimo de los cuatro estados, o fases, que la componen.)

Definir el reto
Observar, escuchar y aprender.
Idear y filtrar.
Transformar y testar.

El primer paso, era por lo tanto el de comprender el reto que deseábamos resolver, para ello era fundamental formularlo de manera explícita. Tras varios intentos, nos decidimos por la siguiente formulación:

¿Cómo podemos mejorar la experiencia de comer fuera de casa los días de trabajo?

Para poder proseguir era clave que el equipo estuviese alineado y compartiese la visión de lo que significaba el concepto de experiencia. Debíamos construir un lenguaje común, que facilitase la comunicación interna. Por lo tanto, mi trabajo en ese punto consistió en determinar que entenderíamos al referirnos al concepto de experiencia.

Para poder profundizar y lograr una mayor comprensión del término me centré en tres aspectos:
  • Elementos que componen la experiencia (¿qué la compone?)
  • Percepción de la experiencia (¿cómo es percibida?
  • Interacciones en las que se forma la experiencia (¿cuando y dónde se percibe?)
2.1 Elementos que componen la experiencia
Los elementos con los que entra en contacto un cliente y que configuran lo que este experimenta, pueden dividirse en cuatro categorías:
  • Creación de marca y comunicación
  • Productos
  • Servicios
  • Momento de uso 
Creación de marca y comunicación

Este apartado incluye dos categorías. Por un lado tenemos todas las comunicaciones que la marca envia a lo largo de los diferentes puntos de interacción con el cliente, y en diversos canales, y que tienen como objetivo tanto posicionar a la marca de un determinado modo, como generar acciones por parte del cliente. Esto incluye los mensajes en la web, en los emails, en las redes sociales, en los puntos físicos de venta,  en la publicidad, en las bolsas de comida, etc.

Por otro lado tenemos la relación con los clientes, en este caso se trata de mensajes que desean ser el punto de partida de conversaciones entre la marca y los clientes, para lograr que estos sientan que sus opiniones cuentan, y que la marca les ofrece la posibilidad de expresarse y ser escuchados. De algún modo se trata de todos los esfuerzos orientados a crear una comunidad en torno a la marca, a personalizar la experiencia y a obtener la fidelidad de los clientes.

Productos

En este caso se hace referencia a la comida, y a todo aquello que sea físico y colabore a diseñar la experiencia, por lo tanto no se trata sólo de tener en cuenta aspectos funcionales, sino que también hay que considerar elementos como el diseño, el tacto y los colores por ejemplo. Dentro de esta categoría podemos incluir los cubiertos, el packaging, las bolsas, las servilletas, etc.

Servicios

Bajo este apartado se incluyen todos los servicios que gravitan en torno al producto, y que tienen como objetivo ofrecer, calidad, flexibilidad, facilidad, variedad y personalización. En definitiva se trata de lograr a través de los servicios que la experiencia sea lo más satisfactoria posible.

Estos servicios deben estar presentes a lo largo de los diferentes puntos de encuentro entre marca y cliente, lo cual implica considerar los diferentes canales. La facilidad y rapidez para elegir el menú y pagar a través de la web, la atención de las personas que atienden los puntos de venta (córners) ubicados en empresas y oficinas o la entrega puntual de la comida encargada a través de la web son ejemplos de servicios que se refuerzan para generar la experiencia deseada.

Momento de uso

Es decir el momento de comer. Pueden darse muchas situaciones diferentes, en función de donde coman los clientes. Dentro de esta categoría diferenciamos dos aspectos. Pese a que en muchos casos la marca no puede tener influencia sobre ellos, es importante tenerlos en cuenta.

En primer lugar tenemos la relación con otros clientes y con el entorno, esto es especialmente importante en aquellas situaciones en que existen comedores, cantinas o espacios comunes, en los que entran en contacto personas de una misma empresa, o de diferentes empresas. Estos contactos tienen una enorme influencia a la hora de que los clientes evalúen la experiencia, del mismo modo que lo tiene el espacio físico en el que se come.

En segundo lugar tenemos un aspecto más sutil, y que tiene que ver tanto con la identidad de cada individuo, como con la imagen social. Me refiero al impacto que los productos/servicios que ofrece la marca tienen en la imagen que cada cliente tiene de si mismo, y en la que los otros puedan tener de él.

Existe un quinto elemento que debe también ser tenido en cuenta, ya que influye tanto en el posicionamiento de la experiencia, como en las expectativas generadas por esta, se trata del precio.

2.2 Percepción de la experiencia
Los clientes no sólo compran productos, o contratan servicios, sino que viven experiencias en torno a ellos. La percepción global que los clientes se forman de un producto o servicio, va más allá de los aspectos funcionales y se puede decir que es percibida a partir de cinco dimensiones.
  • Funcional
  • Física
  • Emocional
  • Intelectual
  • Espiritual
Dimensión funcional
Tiene que ver con la función principal que debe realizar un producto o servicio, y la impresión global del cliente dependerá de nivel de satisfacción que se obtenga a la hora de realizar la tarea ( o resolver el problema) para la cual se adquirió ese producto o servicio.

Dimension física
Hace referencia a experiencias sensoriales como el olor, el tacto, el sabor, etc. Los perfumes y la comida son ejemplos en los que destaca esta dimensión, pero existen también implicaciones físicas menos obvias en otros productos. Por ejemplo, el sonido del motor de un coche al arrancar.

Dimensión emocional
Esta dimensión abarca aspectos relacionados con las necesidades emocionales (y psicológicas). Aspectos como seguridad, confianza, autoestima o felicidad, son ejemplos de sensaciones que las marcas desean transmitir. Volvo nos ofrece seguridad, mientras que Coca-Cola nos vende felicidad.

Dimensión intelectual
Las empresas, o las marcas, pueden también estimular la mente de sus clientes, a través de proveer información que ayude a entretener o a aportar nuevo conocimiento. Una botella de vino, suele incluir información sobre las variedades de uva y la historia de las bodegas. Las posibilidades de conectar a nivel intelectual con los clientes, incluyen a muchos más productos.

Dimensión espiritual
Tradicionalmente esta dimensión ha estado relacionada con la religión, si bien en la actualidad muchas empresas están centrándose en ella. Tiene que ver con nuestra trascendencia más allá del día a día y con comportarse éticamente. Conceptos como el ecoturismo, el comercio justo, los productos orgánicos y el respeto por los animales que pregona The Body Shop, son ejemplos de aspectos que caen dentro de esta dimensión y que son valorados por una gran cantidad de clientes.

2.3 Interacciones en las que se forma la experiencia

Podemos decir que la experiencia de cliente se conceptualiza como la percepción subjetiva por parte del cliente, de los encuentros, directos e indirectos, que este tiene con la empresa o marca. Estos encuentros se producen a lo largo del tiempo, en diferentes puntos de contacto.

Cuando un cliente desea satisfacer una necesidad (realizar una tarea, o resolver un problema) debe pasar por una serie de pasos que le conducen a lograr su objetivo y que generan una experiencia. Si miramos más allá del momento culminante, toda experiencia tiene un antes, un durante y un después. 

Se puede afirmar que la satisfacción global de la experiencia, será el resultado de la suma de experiencias en cada punto de contacto menos la suma de expectativas. Hay que destacar que no todos los encuentros tienen el mismo peso, algunos resultan vitales a la hora de generar una experiencia deseable. A estos se les suele llamar momentos de la verdad. Hay que identificarlos, y ser especialmente cuidadosos en su diseño.




Una herramienta muy utilizada para representar este proceso des del punto de vista del cliente, es el customer journey map (también conocido como experience map). En esencia se trata de describir de manera lineal el proceso por el que debe pasar el cliente para lograr su objetivo, incluyendo también aquellos pasos en los que no entra en contacto directo con la marca.


Mapa de experiencia realizado con el software de Plan Presto

El "customer journey map" debe tener en cuenta actividades relacionadas con la atracción de los clientes, la búsqueda de información y posterior evaluación de la oferta de la marca, la compra, el momento de uso, la relación posterior. Cada situación podrá tener sus particularidades, pero siempre habrá un antes, un durante y un después.

A lo largo del proceso, las necesidades y motivaciones de cada paso podrán ser distintas, por lo tanto es interesante que la marca sea consciente de ellas, así como del nivel de satisfacción actual de los clientes. De este modo se podrán realizar mejoras o innovaciones parciales, que afecten a la satisfacción global de la experiencia. No debe olvidarse que las diferentes interacciones deben ser coherentes entre ellas.

2.4 El proyecto

Una vez logramos establecer un entendimiento común en torno al concepto de experiencia de cliente, estábamos en disposición de avanzar. Así que aplicando los pasos del proceso DO IT, nos pusimos a analizar competidores, tendencias y de manera especial al segmento de clientes, es decir a las personas que comen fuera de casa por trabajo.

Realizamos entrevistas y observamos a personas que comían de manera regular  en restaurantes o en sus centros de trabajo, ya fuese comida servida por otros proveedores, o traída de casa en “tuppers”. Esa investigación nos hizo aprender mucho, y nos ayudó a entender de manera más clara quienes debían ser los clientes, y cual sería la propuesta de valor.


De las diferentes dimensiones que tuvimos en cuenta, finalmente decidimos enfocar la oferta y el posicionamiento de la marca, en torno a la conveniencia, la comida saludable y el placer de comer. El siguiente punto fue generar ideas que tuviesen en cuenta esos aspectos y realizar experimentos con clientes para validarlas o descartarlas.

Los experimentos estaban relacionados con una gran variedad de aspectos, la web, la comida, o uno de los canales de venta, los córners. En este último caso por ejemplo, lo que hicimos fue construir un prototipo de un córner (ver foto) e instalarlo en la cantina de una empresa, ofreciendo comida en la franja horaria del almuerzo.



A partir de los diferentes aprendizajes fuimos tomando nuevas decisiones. Pese a que por motivos de brevedad la narración de los pasos pueda parecer muy ordenada y lineal, la realidad fue mucho más caótica e iterativa.

Finalmente este otoño Menu&Menu ha salido al mercado y ha iniciado la venta de su experiencia para comer fuera de casa los días laborables. Se puede elegir el menú online y recibirlo en el trabajo, instalar un córner en empresas o edificios de oficinas, contratar a un cocinero en aquellos casos en los que la empresa disponga de cocina, o encargar comida para reuniones o eventos empresariales.




Muchas ideas han quedado por ahora en el cajón, a la espera de ver si la propuesta de experiencia que con tanto cariño y detalle diseñamos, es aceptada por los clientes, y requiere de nuevos elementos para seguir siendo valorada.

3. Concluyendo
Es importante tener en cuenta que las empresas no venden productos o servicios, sino experiencias. Pese a que la parte central de esas experiencias pueda ser un producto o un servicio, los clientes deben transitar por un proceso en el que tienen varios puntos de contacto con la empresa, en cada uno de los cuales se va formando parte de esa experiencia, que es percibida  a través de varias dimensiones.

Ya que esto es así, se tenga o no conciencia de ello, parece razonable adoptar una actitud proactiva y diseñar con esmero cada uno de esos puntos de contacto, aunque sin olvidarse de que más importantes que los encuentros puntuales lo es la visión global de la experiencia. Esta es mucho más que la suma de las partes.

Para poder iniciar este proceso de creación consciente de experiencias, es fundamental comprender con exactitud a que nos referimos al utilizar ese concepto. Colaborar a desmenuzar y aclarar lo que significa  la experiencia de cliente, ha sido el objetivo principal de esta entrada.